Martes 9.30 de la mañana: otra llamada insultante y racista al Ayuntamiento de Mondariz Balneario, el municipio gallego más pequeño (con algo más de 600 vecinos), pero con unas instalaciones turísticas y de aguas termales consideradas de las mejores de Europa. Así llevan dos semanas. El origen, un bulo xenófobo contra la supuesta ocupación de un centro escolar para acoger a 170 inmigrantes. Se usó en verano como centro de actividades y recuperó su uso normal al comienzo del curso. Pero el bulo sobre la usurpación de instalaciones municipales ha seguido. El daño está hecho: es lo que se considera el dividendo del mentiroso, el perjuicio intencionado de un bulo cuyo mal se extiende antes y más que un desmentido
“El 85% son de Malí y el resto de Senegal y otros países”, detalla paciente el alcalde, César Gil Bernárdez, del BNG, quien atribuye toda la información falsa a “gente que ni conoce el pueblo”. “Los vecinos están tranquilos. La gente lo ha asumido con la misma normalidad que cuando se acogieron a los inmigrantes ucranios. Al Ayuntamiento no ha venido ni un vecino a pedir explicaciones ni a quejarse ni a manifestar ningún tipo de repulsa”, aclara.
Al igual que el municipio sevillano de Alcalá de Guadaíra, sometido a una explosión xenófoba en las redes hace una semana por la llegada también de reclamantes de asilo, ahora le ha tocado a Mondariz Balneario (Pontevedra).
El origen es un vídeo grabado durante los meses de verano en el centro escolar, cuando se reutiliza para talleres y campamentos. Los 170 inmigrantes, procedentes de Alcalá de Henares (Madrid) y Mérida (Badajoz) tras su llegada a Canarias en un esfuerzo nacional por repartir a los migrantes, participan entonces en actividades en el recinto y también lo usan para descansar en él. “A finales de agosto se vuelve a convertir en un centro escolar y los inmigrantes están ahora en el hotel”, relata el alcalde.
Durante su paso por el colegio, la madre de una niña escolarizada en el centro graba las imágenes de los acogidos africanos en el colegio durante el verano y lo difunde para borrarlo poco después. Pero la onda expansiva de la mentira ya es imparable. “La primera noticia que tengo es a través de Twitter [en referencia a X] y, a partir de ahí, se produce una cadena de mensajes, llamadas y correos electrónicos bastante fuera de tono”, explica Gil, quien lleva desde entonces intentando responder a todas las informaciones falsas.
“Son [los bulos] de gente extraña que ni siquiera conoce qué es lo que está pasando. No tienen ni identidad ni vinculación con el pueblo”, detalla. Los vecinos, por el contrario, son ejemplares en su actitud de acogida. Ya tuvieron refugiados ucranios. “Pero entonces, como eran blanquitos y rubios, no se dijo nada”, lamenta una vecina hastiada con el uso de su pueblo para mensajes xenófobos.
El bulo inicial, aunque se retirara, lo recogen las redes. El rastro más antiguo del vídeo que se encuentra en las plataformas es una publicación en Facebook del 29 de agosto: un usuario (que muestra en sus redes su simpatía con el PP) comparte utiliza pantallazo del vídeo: zapatos apoyados en una pared, un inmigrante descansando en un sillón, unos jóvenes paseando por las instalaciones en toalla. Más adelante, el 11 de septiembre, otro usuario de Facebook lo comparte como si fuera actual. Pero es mentira, el colegio ya está preparado para la vuelta a las clases y los vecinos no protestan ni hay preocupación entonces.
Hace dos días, el 15 de septiembre, el vídeo salta de nuevo con más fuerza que nunca: un usuario que se presenta como Sr.Liberal recupera el vídeo grabado un mes antes para amplificar el bulo con mentiras propias que desarrolla en un tuit: “Galicia: los padres del Colegio de Mondariz-Balneario (Pontevedra), me remiten este vídeo, han metido a 200 inmigrantes de Malí en un municipio de 700 habitantes. Y ojo a esto, la Dirección del colegio ha aconsejado a los padres de las niñas que no lleven falda, ya que los menores tendrán que convivir con ellos en las mismas instalaciones. Los padres están atemorizados. Que toda Galicia y toda España sepa lo que está pasando”. El vídeo lleva más de 1,7 millones de reproducciones en X.
La cuenta oficial de El mundo amplía el número de inmigrantes y se hace eco: “280 malienses acogidos en el municipio más pequeño de Galicia: el alcalde “solidario” y la vecina del “no”. Otro usuario (Sephe) sube la apuesta. Para este, ya son 300.
La carnaza está servida. Hispanidad publica este lunes un artículo que titula con la falsedad difundida por Sr.Liberal: “Un centro de Pontevedra aconseja a sus alumnas no llevar falda… porque en su colegio tendrán que convivir con inmigrantes”. Y le sigue La gaceta de la iberoesfera con la misma información falsa.
El esquema es sencillo y lo explica Madeleine Janickyj investigadora en Procesamiento del Lenguaje Natural del University College de Londres y especializada en el uso de las herramientas computacionales para el abuso y el odio: “Las noticias falsas y las mentiras se difunden mucho más rápido. Son sensacionalistas y la gente se aferra a ellas. Es difícil detenerse por la velocidad a la que se propagan y porque la gente confía. Pero deberíamos verificar antes de asumir una información”.
Para Wenrong Zheng, experto de la Universidad de Shandong en análisis de datos y autor de una investigación sobre “información falsa fabricada por personas con intención e infundada”, la difusión de estas mentiras no responde a modelos epidémicos, donde el bulo actúa como un virus. “Los modelos de enfermedades infecciosas ven la propagación de rumores como un proceso pasivo de recibir la infección, ignorando así los cambios conductuales y psicológicos de las personas en el mundo real, así como el impacto de los eventos externos en la propagación de rumores”, explica.
Según su trabajo, el bulo necesita complicidad y se parece más a “la reacción en cadena que se produce dentro de los reactores nucleares”. Empiezan a pequeña escala (el vídeo casero de la madre de una alumna en el caso de Mondariz Balneario), pero, según detalla el investigador, “cuando las personas se encuentran con bulos, se ven influenciados por sus intereses y prejuicios personales y deciden si se propagan o si es necesaria una exposición repetida antes de propagarlos”, añade.