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'No me llame Ternera', el blanqueamiento en Netflix del nmero 1 de ETA: “Hablan de m como si fuese con cuernos y rabo”

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'No me llame Ternera', el blanqueamiento en Netflix del nmero 1 de ETA: “Hablan de m como si fuese con cuernos y rabo”

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El documental-entrevista proyectado en el Festival de San Sebastián muestra a un dirigente de la banda que se presenta como “una persona cualquiera”

Josu Ternera, momentos antes de su detención en Francia en 2019.
Josu Ternera, momentos antes de su detención en Francia en 2019.ATLAS

“¿Está orgulloso de pertenecer a ETA?”. Josu Ternera vacila y resuelve no repetir lo que sí había dicho expresamente en un tribunal francés. Esta vez opta por el aséptico “fui militante de ETA”. Al igual que en la hora y media del documental que le sigue, en No me llame Ternera el ex número uno de la banda mide sus palabras para presentar con sumo cuidado una justificación de su vida como terrorista.

Aleja así un posible delito de enaltecimiento del terrorismo, del que las víctimas alertaron en cuanto se anunció que el documental producido por Netflix iba a emitirse este viernes en el Festival de Cine de San Sebastián. Pidieron que la Fiscalía lo visionara previamente para comprobar si enaltecía el terrorismo o humillaba a las víctimas. Al margen de lo jurídico -una condena por esos delitos es hoy extremadamente difícil-, medio millar de firmas pidieron sin éxito que no se blanqueara a ETA con su emisión.

Al entrevistador, Jordi Évole, Ternera le explica con candor qué busca con el documental. “Hay otros que han hablado por mí, han escrito libros y he tenido pocas oportunidades de expresarme. Conmigo se ha hecho un trofeo. Mi figura se ha deshumanizado. Hablan de mí como si fuese con cuernos y rabo, sediento de sangre. Yo soy una persona cualquiera, con convicciones políticas, sociales y culturales. Tengo una familia como cualquiera”, empieza.

La apoteosis del autoblanqueo llega al final, cuando la pregunta es si, ya superados los 70 años, se arrepiente de algo. “De no haber hecho mucho más para parar mucho antes esta espiral de violencia”.

Josu Ternera habla tras el documental de Évole: “El Estado español ha creado un trofeo en torno a mí”BERRIA vía EUROPA PRESS

Con forma de documental se presenta, en realidad, una larga entrevista al ex jefe etarra. Se le añade la reacción de una de sus víctimas, a la que Évole revela que Ternera participó en su atentado. El 9 de febrero de 1976 Francisco Ruiz Sánchez acompañaba al alcalde de Galdácano cuando fue asesinado. Él quedó moribundo.

Esa confesión de Ternera no tiene consecuencias jurídicas. Es el único atentado que se atribuye -de refilón también el de Carrero Blanco– y quedó borrado por la Ley de Amnistía, sin posibilidad por tanto de estropear su situación judicial.

Ternera aclara que él no disparó y, de hecho, se apresura a asegurar que él solo ha tenido armas para defenderse y que nunca ha matado a nadie. Dice que “evidentemente” incumplió el séptimo mandamiento, el de no robarás. “¿Y el quinto de no matarás?”. “Sí, lo he cumplido”, suelta rápido Ternera, que también recuerda que ha sido condenado por terrorismo en Francia, “pero no en España“.

Pendiente de sentarse en el banquillo

Se sienta ante la cámara cuando aún no lo ha hecho ante la Justicia española, pendiente de sentarle en el banquillo por el atentado contra la casa Cuartel de Zaragoza, en el que murieron 11 personas, entre ellas cinco niñas. El terrorista huyó hace dos décadas, cuando el Supremo -por entonces era diputado autonómico- le llamó a declarar. Si se rechaza su recurso contra la entrega, en la Audiencia Nacional le espera una petición fiscal de 2.354 años de cárcel.

Ternera niega haber participado como dirigente en la decisión de cometer el atentado. “No sé los análisis que hacen las personas que deciden esa acción, no estoy en su cabeza”. Y sostiene que la responsabilidad fue de la Guardia Civil, que pese a los avisos de que los cuarteles pasaban a ser objetivos terroristas no desalojó a las familias.

Momentos antes había dicho que el atentado más sangriento de la historia de ETA -Hipercor, 21 muertos, incluidos cuatro niños- fue también responsabilidad del Estado. “Fue un error de la organización, pero porque ETA le hizo confianza al Estado, cuya función es proteger ciudadanos, y dando dos avisos para que desalojasen no lo desalojaron. El objetivo no era matar a 21 personas, eso es consecuencia de que la Policía no desaloje”.

Ternera dice en un par de ocasiones que siente “profundamente” las muertes. No siempre es fácil combinar lo que suena a justificación del terrorismo -“acciones fruto de un análisis político”- con el alegado lamento por los asesinatos, y el ex jefe de ETA tropieza varias veces. Cuando el entrevistador se lo hace ver, no muestra ninguna paciencia.

“Va usted demasiado lejos”, replica cuando, tras algunas preguntas cómodas para soltarle la lengua, Évole pregunta qué diferencia hay entre el terrorismo etarra y el yihadismo. “Hacer terrorismo es lo más fácil que hay en el mundo. Terrorismo es lo que hemos visto en París, Londres y Madrid. El propósito de ETA no era en absoluto hacer terrorismo”, afirma José Antonio Urrutikoetxea, Josu Ternera. “Le pediría por favor que no me llamara Ternera“.

La víctima: “No creo que llegue ese día”

M.M.

“Dice que lo siente. Yo no lo veo así. Podía haber dicho que se arrepiente. Arrepentido no está de lo que ha hecho”, afirma Francisco Ruiz tras escuchar a Ternera decir que participó en el atentado que sufrió. El ex jefe de ETA responde desde San Juan de Luz (Francia) y él desde Ciudad Real, a donde regresó tras el atentado.

“Si me pide perdón y reconoce los crímenes no sé si nos daríamos la mano para olvidar esto de una vez, pero yo creo que nunca va a llegar ese día”, añade.

Francisco fue “un niño de la inmigración” que a los seis años llegó a Galdácano (Vizcaya). Se hizo fontanero, pero salieron tres plazas de policía municipal y se sacó una. Entre sus tareas estaba escoltar al alcalde.

“Ese día, a los 20 metros de salir del portal se nos echó encima un comando de ETA. Me eché entre los coches y antes de irse uno del comando me tiró una ráfaga a las piernas”, recuerda el el documental. Como también recuerda con “tanto dolor” como el atentado lo que vivió cuando a los seis meses salió del hospital. “La gente a la que que conocía se me cruzaba de acera por la calle. Nadie quería hablar con una víctima de ETA. Decidimos marcharnos, como si fuéramos apestosos”.



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