Óscar, de 44 años y vecino de «toda la vida» de Badalona -nació y creció en la finca de la calle Granada, número 8, colindante con Santa Coloma- llegó la tarde del lunes dando golpes y lanzando botellas, especialmente «excitado» y rabioso, profiriendo toda clase de insultos a cualquiera que pasara por la calle. «¡Moriréis todos!», «¡Os voy a dejar sin nada!», repitió en varias ocasiones. Esta vez, los vecinos no le hicieron caso: la escena se había repetido a lo largo de los últimos meses, con un Óscar «especialmente conflictivo» y afectado por el «alcohol y las drogas», según relata Ivonne, la inquilina del entresuelo. Horas después, pasadas las 1:30 horas de la madrugada, el hombre falleció tras arder su piso y provocar una importante alarma en el barrio que se quedó en un susto.

Era «un delincuente que tenía atemorizados a los vecinos, les hacía la vida imposible». «Amenazaba con quemar la finca y había sido detenido muchísimas veces», aseguró el alcalde de Badalona, Xavier García Albiol, tras conocer el trágico suceso. Es más, el hombre acumulaba hasta 19 detenciones por «delitos graves», entre ellos un intento de asesinato, según fuentes conocedoras de la investigación.

De hecho, en la fachada y las paredes de la portería del inmueble sobrevivieron al incendio dos grandes pintadas con la palabra «asesino» que alguien escribió semanas atrás. Y es que nadie en el barrio obvia que Óscar, el hombre fallecido en el incendio según avanzó El Punt Avui, era sospechoso de haber asesinado y decapitado a Joan Pere Madurell. Un vecino de Vic cuyo cráneo apareció en las inmediaciones del Hospital de Can Ruti de Badalona el 7 de marzo tras un mes y medio desaparecido.

Los agentes de la policía autonómica investigaban su presunta relación después de que ambos se conocieran de forma accidental en la parada de metro de Fondo de Badalona el 29 de enero. Allí, Madurell pidió un cigarro a Óscar y ambos empezaron a hablar de forma totalmente casual, una conversación que siguieron en un bar cercano, ubicado en la zona de Montigalà (Badalona). Fue entonces cuando Madurell grabó un vídeo con el teléfono en el que aparecía Óscar, vestido con una camiseta del FC Barcelona, que mandó a su novia en la última imagen antes de que se le perdiera la pista.

Con la investigación policial en curso y después de que sus familiares denunciara la desaparición, dos personas que buscaban espárragos en una zona boscosa de los alrededores del Hospital Germans Trias (Can Ruti) encontraron el cráneo de Madurell. Una semana más tarde, el tronco de la víctima apareció en bolsas de plástico en el barrio de Gràcia de Barcelona.

«Horas antes del incendio, estuvo gritando: ‘Si he cortado una cabeza, puedo cortar más de una’», explicó ayer la inquilina del entresuelo. Un caso que Óscar había negado en varias ocasiones -en ningún momento fue imputado- pero que usaba para atemorizar a sus vecinos. Con Ivonne, por ejemplo, tenía un juicio pendiente -debía celebrarse la vista justo ayer- por haber intentado destrozar la puerta de su casa, en el entresuelo del inmueble. Y otro vecino del primero, testigo de esos gritos y del alboroto de la tarde del lunes, había interpuesto tres denuncias contra Óscar por intentos de agresión con arma blanca.

«Siempre llegaba de malas maneras, dando golpes y diciendo que iba a matar a todos», describieron en un taller contiguo sobre su situación actual.

El incendio del piso de Óscar se declaró a la 1.35 horas de la madrugada del martes en el ático del bloque de viviendas de cuatro plantas situado en la calle Granada. Cuando los efectivos del cuerpo de Bomberos llegaron al lugar encontrarom el fuego completamente desarrollado por la fachada del edificio, con proyección de material -trozos de plástico, puertas y restos que tenía en casa- en la vía pública.

Los bomberos, de manera preventiva, evacuaron a los 33 vecinos del inmueble, que pudieron regresar a sus viviendas una vez extinguido el fuego, realizadas las tareas de ventilación del interior de la escalera y de las viviendas, y después de que se descartara toda afectación estructural.

Ahora, los bomberos tendrán que analizar las causas del incendio y si fue intencionado o accidental. Los vecinos confirmaron que tenía en su casa diversas bombonas de camping gas -hasta cinco- que utilizaba a menudo. El hombre vivía solo después de que el padre falleciera hace unos tres años. Él se crio junto a sus cinco hermanos después de la marcha de la madre cuando eran pequeños. Con uno de ellos, el único que frecuentaba el piso, tenía una relación muy turbulenta. «En muchos sitios del barrio ni les dejaban entrar», zanjó otra de las vecinas.