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El secuestro de Maracena y la supuesta corrupcin en Mojcar hacen mella en el liderazgo de Juan Espadas y dan oxgeno a una corriente de crticos que espera al 28-M para pedir cuentas
“Juan tiene un problema serio”. ste es uno de los comentarios que desde hace un par de das circulan por los grupos de WhatsApp de antiguos dirigentes del PSOE andaluz, aqullos a los que Juan Espadas arrincon al poco de hacerse con el control del partido tras derrotar a Susana Daz en una operacin diseada desde Ferraz e impulsada por Pedro Snchez y que esperan el momento, su momento, para pedir cuentas al secretario general.
El escndalo de la supuesta compra de votos en Mojcar (Almera) y, sobre todo, la peticin de un juez de Granada al TSJA para que investigue a su nmero tres, Noel Lpez, por el secuestro de una concejal en Maracena -al parecer para silenciar una denuncia de corrupcin urbanstica- ha sido un duro golpe para el nuevo PSOE andaluz que trata de encarnar Espadas desde que venci en las primerias de junio de 2021 a la ex presidenta de la Junta y asumi el control de la federacin socialista ms poderosa. No tanto por los efectos que la sucesin de escndalos en el tramo final de la campaa pueda tener en los resultados de las elecciones del domingo, como por la posicin de debilidad en la que queda el mximo responsable del partido en Andaluca. Tanto a nivel interno como en su papel de lder de la oposicin al gobierno de mayora absoluta de Juanma Moreno. Y ha sido un duro golpe, no hay que olvidarlo, para el PSOE porque Andaluca es el gran feudo municipal que inclicar la balanza de la victoria el domingo hacia un lado o hacia otro.
El nuevo PSOE-A de Espadas pona distancia con la antigua corrupcin que protagoniz en la etapa de Manuel Chaves y Jos Antonio Grin -los dos condenados, por cierto, por el caso de los ERE- pero los escndalos de Mojcar y Maracena -con el fantasma de la corrupcin urbanstica de fondo- vuelven a enturbiar el mensaje y daan, quin sabe hasta qu punto, la imagen del partido. Ya no es una (supuesta) corrupcin del pasado, que pueda atribuirse a lderes anteriores, ni siquiera a Susana Daz. sta, aunque puntual y no sietmtica como la de los ERE, es una (supuesta) corrupcin nica y exclusivamente de su etapa, de la era Espadas.
En el pasado (en las anteriores elecciones municipales sin ir ms lejos) se produjeron intentos de manipular el voto calcados al que se investiga en Mjacar, por ejemplo en las localidades sevillanas de Albaida del Aljarafe y Huvar del Aljarafe. Pero este supuesto pucherazo impacta de lleno en el proyecto de renovacin del PSOE andaluz.
Por no hablar del secuestro de Maracena, que salpica directamente al ncleo duro de la direccin que haba diseado Espadas.
Aunque an no est imputado, el auto del Juzgado de Instruccin 5 de Granada afirma que existen indicios “suficientemente relevantes” de que el secretario de Organizacin del PSOE-A tuvo conocimiento y particip en el secuestro frustrado de la concejal Vanessa Romero. No solamente por el testimonio del secuestrador, Pedro Gmez, sino tambin por pruebas objetivas como la investigacin de los telfonos mviles.
Por ms que Lpez haya desmentido su vinculacin con el secuestro y que desde el PSOE se est hablando de juego sucio en la campaa electoral, el dao reputacional es innegable y el escndalo hace mella en el liderazgo de Espadas, en cuya consolidacin no ha parado de trabajar en estos casi dos aos, precisamente porque ha sido uno de sus puntos dbiles desde el primer momento. Porque, adems, subrayan fuentes socialistas, el de secretario de Organizacin es un cargo que elige “directamente y es razonable que sea as”, el secretario general.
En el partido no son pocos los que consideran que el efecto electoral de todos estos escndalos no va a ser demasiado grande, a excepcin, claro est, de los resultados concreto en Mojcar y Maracena. Pero tambin es una opinin bastante extendida que la situacin es diferente a efectos del funcionamiento del partido.
Especialmente si el Tribunal Superior de Justicia de Andaluca hace caso al juez instructor y abre una investigacin, e imputa a Noel Lpez, la autoridad moral de Juan Espadas para controlar al ejecutivo del PP y confrontar dentro y fuera del Parlamento se vera notablemente socavada.
Pero es que, a nivel interno, el problema es an ms serio. “Todo suma”, dicen antiguos dirigentes del PSOE andaluz que esperan a la noche del 28 para tomarse la revancha y pedir cuentas a Espadas si los resultados no son buenos y se pierde una parte considerable del enorme poder territorial del PSOE en la comunidad que representan los ayuntamientos y las diputaciones provinciales. No hay que olvidar que el Partido Socialista controla el 60% de los consistorios y seis de las ocho diputaciones, un extraordinario msculo municipal de difcil parangn en el resto del PSOE.
Estas fuentes hacen hincapi en que el liderazgo de Espadas “es dbil” en origen, por la forma en la que se hizo con las riendas de la formacin. Escndalos como el de Mojcar y el de Maracena “no ayudan” y “dejan al partido debilitado”, subrayan entre los crticos, a los que el rosario de estos das ha dado nuevos argumentos para pasarle factura al secretario general la noche del 28-M si, encima, el PSOE retrocede en sus feudos municipales.
En el PP andaluz, entretanto, coinciden en no esperar repercusiones muy notables en los resultados de los comicios del domingo, pero hacen hincapi en que, desde luego, todo esto “no beneficia al PSOE”.
Los dos casos se han producido tan cerca de la culminacin de la campaa que al PP no le ha dado tiempo ni de medir su efecto ni de cambiar su propia estrategia. Lo que es cierto, indican desde el partido de Moreno, es que la tendencia era ligeramente a la baja para el PSOE y ligeramente al alza para el PP y eso podra acentuarse.
Fuentes populares sealan que el dao al PSOE y a Espadas es indudable, ms all del efecto en el voto, que podra traducirse en una cierta desmovilizacin entre el electorado socialista.
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