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Alberto Nez Feijo est a la expectativa. Ms que el resto de los espaoles. El escenario poltico puede cambiar radicalmente el prximo lunes cuando Pedro Snchez desvele la conclusin a la que ha llegado tras sus cinco das de “reflexin”. Entonces, para el lder del PP podra llegar el momento de saltar de nuevo al centro de la pista.
De momento, su futuro depende de las cavilaciones del presidente y el popular se resiste a adelantar acontecimientos. Dice estar convencido de que Snchez no dimitir pero, si lo hiciera, nadie en las filas de su partido duda de que se le abrira una segunda oportunidad y, en su calidad de jefe del partido ms votado, se lanzara a la competicin postulndose ante el Rey.
Esta creencia se ha consolidado despus de escuchar ayer las palabras contundentes del propio Feijo: “S que la gran mayora [de espaoles] entiende que Espaa merece otro presidente que acte con serenidad y con madurez. Y lo tendr”.
El lder del PP hablar el lunes, despus de que lo haga Snchez. Tiene un largo fin de semana para preparar su estrategia en funcin de lo que anuncie el presidente. l se inclina a pensar que Pedro Snchez optar por la va que ms segura le resulta para seguir presentndose como lder injustamente acosado pero sin renunciar a La Moncloa. Esto es: dejar su continuidad en manos del Congreso o lo que es lo mismo, no dimitir y someterse a una cuestin de confianza.
En este escenario, Feijo cree que Snchez juega con las cartas marcadas. Lograra el apoyo de sus aliados de la izquierda y, adems, podra dar por seguro el de los secesionistas dispuestos a sostenerle no slo hasta que est aprobada la amnista, sino todo el tiempo que sea posible para exprimir al mximo su debilidad. Ayer, lo explic as: “Podr incluso superar una mocin de confianza si se lo propone porque el independentismo tiene ante s el negocio que siempre ha soado”.
Distinto sera el panorama si el presidente opta por alguna de las otras dos opciones posibles: dejar la decisin acerca de su futuro en manos de los espaoles anunciando que, en cuanto la ley se lo permita -esto es, a finales de mayo- proceder a convocar elecciones o bien, anunciar su dimisin y abrir la va para que Felipe VI designe un nuevo candidato a presidir el Gobierno.
En el primero de los casos, Feijo partira con la ventaja que hoy por hoy le otorgan los sondeos pero sin ninguna seguridad. En el segundo, se le abrira una puerta, una nueva oportunidad: presentar su candidatura ante el Rey en liza con el aspirante que promoviera el PSOE. En este caso, en el PP opinan que puntuara al alza su condicin de lder del partido ms votado.
No obstante, aun cuando fuera designado por el Rey para intentar la investidura, Feijo tendra que enfrentarse a un Congreso en el que no cuenta con la mayora y en el que los bloques estn ms enfrentados que nunca.
Por todo esto, el popular asegura no querer precipitarse. Considera que Snchez incluso puede optar por “prolongar su agona”, aunque vaticina que, “al final, se hundir”.
Ayer, a la espera de acontecimientos, enhebr un dursimo discurso contra el presidente a quien record que en su cargo no existe la figura del “fijo discontinuo” y le afe un comportamiento propio “de adolescente para que vayan detrs dicindole que no se vaya y que no se enfade”.
Le acus de haber practicado una poltica “corrosiva de divide y vencers”; faltar al respeto a los espaoles y a su propio cargo; pensar slo “en s mismo”; pretender que “se le perdone cualquier indecencia por cuestin de ideologa”; activar una “operacin de supervivencia poltica movilizando a la gente bajo compasin”; “intimidar a jueces y periodistas”; ser “el portavoz del lobby del lawfare” y “secuestrar la imagen de toda una nacin para ponerla a disposicin de la estrategia electoral y judicial del PSOE”.
“Siento decirle”, aadi Feijo que en ningn momento cit expresamente a la esposa de Snchez, Begoa Gmez, pero s a su “entorno”, “que o se equivoca de pas o se equivoca de momento. En Espaa nadie est al margen de la ley, se apellide como se apellide”.
Insisti en que tras el caso de las mascarillas, el de Delcy Rodrguez y sus maletas, el del espionaje al mvil del presidente y el de acceso privilegiado de ciertas empresas a fondos pblicos, quien est “es la Justicia, no la oposicin”. Y, “en todo caso”, aadi, “si hay un partido detrs de todo ello es el PSOE: mximo y nico responsable de los hechos”.
l por su parte, avis de que seguir exigiendo explicaciones y conmin a los ciudadanos a “desconfiar de todo poltico del signo que fuere, que pinte la compleja realidad como un pueril asunto de unos contra otros”. En su opinin, “no hay dos Espaas enfrentadas sino un presidente enfrentado a la realidad y a los valores democrticos, a la justicia, a la prensa libre, al pluralismo poltico, a todo el armazn institucional que hace de Espaa una democracia plena y a la verdad”.
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