En su tuit, Bendodo hace un llamamiento a la calma de sus compaeros de partido: “En el PP, a lo nuestro: propuestas y que la moderacin, el sentido comn y el sentido de Estado imperen pronto en un nuevo Gobierno de Espaa”.

Desde el PP piden al PSOE que se pronuncie. “Va a mantener en el cargo a una presidenta de su partido que llama “judo nazi” a un poltico de otro partido?”, aseguran fuentes de la direccin nacional de los populares.

Hay que especificar que Bendodo es judo, lo cual le aade un plus de intencionalidad al insulto de Rubiales. Llamar “nazi” a un judo se puede interpretar como una banalizacin del genocidio realizado por el rgimen de Hitler contra los judos de Europa durante el transcurso de la Segunda Guerra Mundial.

“Llamar nazi a alguien desvirta la dimensin criminal que supuso el nazismo”, ha asegurado la Plataforma contra el Antisemitismo, que ha tildado de “deleznable” el comentario de Rubiales, por “utilizar el origen, tendencias, pertenencia, religin, etctera, de un contrincante para hacer crtica poltica”.

Rubiales no es una socialista cualquiera. Se trata de una histrica del PSOE que fue vicepresidenta segunda del Congreso, diputada nacional durante ocho aos, senadora durante siete y consejera del primer gobierno e la Junta de Andaluca. Pero sobre todo ha sido un referente feminista de su espacio poltico.

La Federacin de Comunidades Judas de Espaa ha emitido un comunicado en el que “condena enrgicamente el ataque antisemita de Amparo Rubiales contra Elas Bendodo”.

Esta institucin, que representa oficialmente a los judos espaoles, asegura que “se trata de antisemitismo ya que se seala el origen judo de Bendodo cuando a ningn otro poltico se le identifica con su origen o religin”.

“Ms all de las diferencias polticas, es intolerable y deleznable utilizar el origen, las tendencias, pertenencia o religin de un adversario para hacer una crtica poltica”,insiste el comunicado.

“Tambin reiteramos que la utilizacin de trminos que tienen que ver con el nazismo para comparar a personas o situaciones de la actualidad, supone la banalizacin de uno de los regmenes ms criminales de la Historia”, apostilla la Federacin de Comunidades Judas de Espaa.