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Siempre contaba la misma historia: una mujer le haba ledo la mano y le predijo que morira siendo millonario. Pero cuando su corazn le oblig a ponerse un marcapasos el pasado noviembre, a sus 87 aos, crey que no se cumplira. Un mes ms tarde, el 22 de diciembre, Jess Martnez, Chuso, comprob cmo los tres dcimos del 5.490 que guardaba en el bolsillo de su chaqueta azul estaban agraciados con el Gordo de Navidad. Le haban tocado 1,2 millones de euros. Poco tiempo pudo disfrutarlos. Muri cuatro meses despus.
El cuarto mes, antes de morir, ya cumplidos los 88 aos, se lo pas en el hospital. Hoy sus amigos creen que se fue feliz, porque su sueo se haba cumplido. Aunque, por desgracia, todo ocurri un poco tarde. Y no porque no lo hubiera intentado. En el centro social de Moreda, en Asturias, al que Chuso acuda todos los das a comer, cuentan que era un fan de la Lotera. No se trataba de ganar, sino de mantener la ilusin. Cuando, hace aos, se celebraban sorteos en Oviedo, iba a la capital a verlos.
Jugaba a todo: Primitiva, Lotera…, recuerda su amigo Jorge Baizn, al que Chuso dej de hablar durante 15 das, molesto porque un ao le toc a su compaero, y no a l, un pequeo pellizco en la Primitiva. Todo el da me deca: ‘Pero por qu te toc a ti? Si yo juego mucho ms…’.
Una muestra del tesn de Chuso es que en la administracin Collainos, situada a escasos metros del centro social y donde haba comprado el Gordo, volvieron a verlo unos das despus de ingresar en el banco los boletos premiados. Quera jugar ms, a la Lotera del Nio. Y la gente le deca: Pero Chuso, no tienes bastante con lo que te toc?. A lo que l responda: Ye por mantener la ilusin.
Y su ilusin era tambin contarlo. Que le haba tocado, por fin. Por eso, el da 22 de diciembre, cuando aparecieron por su pueblo la televisin y los peridicos, no dud en dejarse fotografiar y decir a los cuatro vientos lo millonario que era. Eso lo recuerda ahora Charo lvarez, de la confitera a la que Chuso acuda cada da a tomar el caf. Se lo advert. Le dije: ‘Chuso, no lo digas por ah ,que vives solo, eres mayor y hay gente muy mala’. Pero le daba lo mismo. l estaba feliz.
Y es que, desde haca mucho tiempo, pocas cosas ilusionaban a Chuso. No tuvo hijos y su mujer, Maruja, falleci hace ms de 20 aos. Aun as, haba disfrutado de bastante buena salud y se apaaba muy bien solo, recuerda en el bar del centro social Noelia Baizn, una vecina que le atenda a diario. No veas cmo tiene la casa de limpia y organizada. Y, por Navidad, no hay casa con tantas luces y decoracin navidea. Le encantaba el espritu de esas fechas. La prima de Chuso, a la que estaba muy unido, falleci tambin hace tiempo y ahora sern sus tres sobrinos, que viven lejos, los que heredarn.
Y de ello se habla mucho estos das en Moreda. De lo poco que pudo disfrutar este hombre de su fortuna. De que Chuso trabaj primero llevando bultos en la estacin de ferrocarril y luego estuvo en la mina. De que cuid de su mujer cuando estaba enferma hasta que muri y que nunca tuvo una mala palabra con nadie. De lo tarde que le lleg la suerte y de lo poco que ese dinero le haba cambiado la vida. Porque, desde que ingres los boletos en el banco, sigui haciendo exactamente lo mismo.
Comienza la discordia
Ese mismo nmero, el 5.490, ha seguido trayendo infortunios. El club de atletismo de Mieres reparti 137 millones de euros en participaciones de cinco euros cada una. Ahora ya estn pasando pgina y disfrutando del premio, pero sus directivos, Chus Hevia y Javi Garca, recuerdan que, tras el primer da de celebraciones, tras las entrevistas en los medios y tras los primeros momentos de alegra, llegaron los sinsabores.
Llevan aos ofreciendo participaciones del club en Navidad en sus trabajos, a los vecinos, a todo el mundo… A veces te daba rabia hasta ofrecerlo, porque no te compraban. Pero este ao, no sabes cuntos nos lo echaron en cara, recuerda Jess. Hasta ‘sinvergenza’ me llamaron por no vender en el barrio, dice. Pero no fue slo a ellos. Hay personas del club a quienes en el trabajo dejaron de hablarles y les acusaron de no venderles las papeletas a propsito, como si nosotros supiramos que nos iba a tocar!.
Recuerdan el caso de una enfermera que no acudi a una cena con las amigas en las que una ofreci papeletas. No se acordaron de drselas otro da – Son cosas que no piensas- y se enfad.
No fue lo nico. An recuerdan cuando les llam la Guardia Civil para decirles que haba varias denuncias en la comandancia de vecinos que aseguraban que pagaron las papeletas y que no se las entregaron. Incluso uno denunci porque deca que la haba perdido. La gente tiene mucha cara dura y cree que puede aprovechar esta situacin. Cuando se hizo el recuento, result que se haban cobrado todas, as que ni perdidas, ni robadas, ni en la lavadora.
Ahora, con el paso de los meses, en el club empiezan a disfrutar la Lotera, pero reconocen que los primeros das fueron duros. Ahora vemos a compaeros llegar con coche nuevo, alguno se ha comprado un piso. Incluso el club va mejor porque, aunque no quedaron participaciones, al ingresar el dinero, sacaron algo de intereses.
Venganzas
A Laura e Irene Garca, las hermanas que regentan la administracin que vendi el Gordo en Moreda, no les toc ni un euro. Pero aquel da, el 22 de diciembre, estaban eufricas. Haban llevado la suerte a cientos de hogares. Era una buena forma de acabar un ao que estaba siendo muy malo. Desde que, al fallecer su padre, ellas se haban hecho cargo de la administracin Collainos, no haban repartido un premio grande. Pero la alegra les dur poco. Dos das despus, en plena Nochebuena, falleci su madre, que llevaba tiempo enferma. Esa misma semana, a Laura le rayaron el coche y le destrozaron el cap.
Lo denunciaron en la Guardia Civil. Nunca supimos si fue por casualidad, por vandalismo o se trataba de alguien enfadado porque no se llev ningn premio, recuerdan. Tras el sorteo de Navidad, dicen que las ventas subieron, pero con el paso del tiempo el negocio vuelve a ser el de antes. Y la suerte pas a ser solo de unos pocos.
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